Palma de Mallorca, 1973. Doctora en Musicología (2005) y Premio “Acción Magistral” de la FAD-UNESCO-BBVA (2010). Es Licenciada en Musicología (1996) y Licenciada en Historia del Arte (1996) por la Universidad de Salamanca.
Realizó los cursos de doctorado en la University of London (1996-1998). Es profesora de piano, canto, superior de composición y de solfeo y teoría de la música, por los conservatorios de Baleares, Salamanca y Sevilla, respectivamente. Es funcionaria de carrera del Cuerpo de Profesores de Música en Educación Secundaria (desde 1998), Catedrática de Música en Educación Secundaria (2021) y ha sido profesora de didáctica de la música en diferentes universidades.
Es autora de "Educar para ser felices" (Amazon, 2021), "Música y Educación Plástica-Comunicación Audiovisual" (12 libros, Aeon Editorial, 2020), "Guías de Plástica para Educación Secundaria" (4 libros, Editorial Aralia XXI, 2018), "Guía de Historia del Arte para Bachillerato" (Editorial Aralia XXI, 2016), "Dando la nota" (35 libros, 18 CD, best-seller educativo en España, Pearson, 2010), "Tosca de Giacomo Puccini" (Ediciones Universidad de Salamanca, 2007), "Música Proyecto Exedra" (9 libros, Oxford University Press, 2004) y más de un centenar de artículos en revistas especializadas, actas de congresos nacionales e internacionales y notas al programa de conciertos. Es especialista mundial en interpretar la obra medieval "El Canto de la Sibila" (Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO).
Compartir en:
¿Existe la ópera española? El Premio Roma y las bases de la identidad musical española
La creación de la Sección de Música en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, en 1873, perfiló y diseñó el regeneracionismo musical español. Así, se creó el Premio Roma, galardón que permitía a compositores españoles residir un trienio en la Real Academia de España en Roma. La Academia se comprometía a estrenar una ópera con libreto en castellano en el Teatro Real de Madrid y pagar la creación de una obra sinfónica, así como la transcripción en edición crítica de alguna obra religiosa de los grandes polifonistas españoles del Renacimiento y el Barroco. Este compromiso de la Academia con el apoyo del Estado, con un claro afán regeneracionista que buscaba superar los límites del género chico y la zarzuela, procuraba iniciar un repertorio operístico y sinfónico propio, acorde con la atmósfera nacionalista europea del momento.
El objetivo del proyecto es la publicación de un libro ensayo inédito sobre estos compositores españoles residentes en la RAER (1873-1888: Valentín Zubiaurre, Ruperto Chapí, Tomás Bretón, Felipe Espino y Emilio Serrano), el catálogo analizado de su producción durante el pensionado y su aportación a la fundación de la ópera española. Además, se publicará un libro-antología con arias seleccionadas de sus óperas.
“Profe, ¿existe la ópera española? ¿Por qué solo cantan en italiano?”. Esta es una de las preguntas habituales de mis alumnos de Secundaria y Bachillerato. Y sí, a excepción de unos escasos y contados ejemplos del Barroco y el Clasicismo, el empuje decisivo que vivió la ópera a finales del siglo XIX, por parte del Estado, es un fenómeno artístico desconocido. Estas ansias adolescentes y un vacío evidente en el estado de la cuestión me empujaron a investigar, sumando musicología, didáctica y divulgación.
Dos años atrás, con el vaciado previo bibliográfico, el análisis de los fondos de la Biblioteca Nacional, la Fundación Juan March y las hemerotecas digitales de la prensa de la época, encontré una serie de obras y el éxito unánime de público y crítica. La investigación era necesaria. Todos los caminos conducían a Roma, a la estancia de los compositores en la Academia y la génesis de sus óperas. La beca abrió las bibliotecas de la RAER y la de la Iglesia de Santiago y Santa María de Montserrat de los Españoles que, después, llevarían al archivo del Museo Nacional del Teatro en Almagro. Con el patrimonio acotado, el trabajo toma forma. Mi banda sonora vital romana quedará siempre vinculada a los sonidos posrománticos y nacionalistas de unas obras que merecen ser redescubiertas por el gran público y amadas y tarareadas por los melómanos.
La RAER es un motor de progreso artístico donde se atrapa lo esencial de la vida universal, los valores atemporales de belleza, libertad, justicia, solidaridad, democracia y bondad. Por ello solo podemos dar las gracias, por la oportunidad conseguida, por el logro soñado que supone esta beca. Este viaje del artista, del investigador, constituye un elemento didáctico imprescindible para alcanzar la maestría personal y la madurez intelectual.
Es mi cuarta estancia en Roma. Estuve de turista adolescente en 1994 (beca en la Università per Stranieri di Siena). Regresé en 2001 para analizar los lugares romanos de la ópera "Tosca" de Giacomo Puccini (tesis doctoral). En 2016 volví para visitar a mi hermano, becario de la RAER. Y ahora estoy aquí de nuevo, como algo cíclico, buscado y amado. En la RAER dimos la bienvenida al año 2019, en una Nochevieja inolvidable con mis padres, marido e hijos. El tiempo aquí se vuelve líquido y fugaz, aunque "El Canto de la Sibila" tomó forma junto al Maestro Antonio Baciero en el Salón de Retratos y con Daniel Oyarzábal en la Iglesia de San Pietro in Montorio, al tiempo que los jóvenes del Liceo Español Cervantes se sorprendieron con el impacto de “Don Quijote en la música”.
Gracias a todos y cada uno de mis compañeros por sus miradas cómplices, por sus tertulias analógicas y por las bromas y sugerencias digitales a través de Whatsapp. La RAER, el equipo humano que la dirige y los que la habitamos temporalmente pasamos a formar una nueva familia, senza fine.