DISEÑO DE MODA
Madrid, 1984. Licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, realiza el Máster en Arte Contemporáneo en la Universidad Europea de Madrid.
En el año 2009 comienza su carrera en el diseño de moda dentro de la marca JARABO, con la que desarrolla distintas colecciones con presencia en la MFBW de Madrid, MOVE de Sevilla y Valencia Fashion Week.
En el año 2019 funda en Roma su propia marca de moda: Antonio Buchannan.
En paralelo desarrolla su obra artística de manera individual y dentro del colectivo Elgatoconmoscas, así como proyectos de educación y mediación en La Casa Encendida o CA2M.
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Colina n.º 8 es una colección de moda que pone un pie en el yacimiento de Testaccio para extender una mirada más amplia a un barrio y a una ciudad contemporáneas en un año convulso. Para ello las prendas tratan de transmitir, a través del textil, una serie de conceptos como la acumulación, lo oculto, lo que sobra y la información.
De igual manera que los restos de ánforas se depositan agolpadas, algunas de las piezas de la colección funcionan superponiendo capas de tejido y patrones creando volúmenes. Esta acumulación está presente también en la gráfica de los estampados y en la disposición de diferentes elementos decorativos en las prendas. El propio lenguaje de la indumentaria propone una orografía que establece qué prendas son interiores o exteriores, así como la diversidad de alturas y largos. Cada temporada en moda es un estrato más de prendas en los armarios.
Roma es una acumulación de historia, de turistas, de exvotos en las iglesias, de souvenirs en cestas, de estorninos volando en grupo… Pero este año también de vivencias, de mensajes en las aplicaciones, de relaciones y, como novedad, ahora también de contagiados.
El monte es una gran funda viva que esconde cosas, las oculta, las camufla. En su interior, encorsetándolo, hay excavados numerosos restaurantes, bares y los primeros clubes clandestinos de la ciudad. Algunas de las piezas del proyecto permanecen latentes y se muestran si se abren o desabrochan, y varios de los estampados se revelan sólo en condiciones concretas de luz y calor.
Los desperdicios de las ánforas de aceite romano eran depositados en el Monte dei Cocci, que acabó por convertirse en un vertedero. Este carácter de sobra ha acompañado al lugar durante siglos, albergando lejos del centro de la ciudad durante algunos periodos los carnavales o las ottombrate, hasta llegar a los primeros locales gais en el siglo XX. Testaccio ha sido objetivo de pruebas de tiro de cañones y soporte de baterías antiaéreas. Alberga el matadero de la ciudad y será la casquería, la trippa lo que dé fama a la gastronomía del barrio. Varias de las piezas de la colección basan su importancia en el valor de las partes marginales de las prendas: los reversos, los forros, las trabillas, lo que se deshecha.
Por último, el monte es una acumulación de datos. Los fragmentos de las ánforas y sus tituli picti nos dan información del comercio romano. Las piezas de Colina n.º 8 replican su patronaje más allá de su función en la confección, informan de sí mismas y de sus diferentes partes y usos. Las etiquetas textiles de cuidado y composición se multiplican masivamente y se convierten en elementos principales.
El desarrollo de Colina n.º 8 se ha dividido en varios niveles:
En primer lugar se ha realizado una investigación del propio yacimiento del Testaccio de manera presencial en el lugar, así como en los fondos de las bibliotecas y museos de la ciudad. Por extensión esta investigación se ha realizado también a la historia del barrio y sus vecinos. En este sentido los meses de trabajo en el proyecto han sido meses de vinculación y de participación en la vida del Rione XX de una manera natural y lejos de cualquier visión antropológica. Testaccio, por lo tanto, ha funcionado como el taller de trabajo y de búsqueda de ideas a casi dos kilómetros de distancia de la Academia.
A su vez el propio contexto geográfico ha permitido ampliar el conocimiento de la realidad de la industria de la moda italiana. Por un lado sus fabricantes y talleres a nivel nacional a través de las ferias de tejidos y búsqueda de proveedores, pero también de los creadores y diseñadores que trabajan en la actualidad. La presente colección y en buena medida las futuras incorporan a su genética algunas miradas, procedimientos e intereses aprendidos en el país.
En paralelo, el proceso de diseño de la colección ha aprovechado las experiencias personales y las referencias culturales y sociales de este periodo para traducirlas de manera plástica y material en las piezas. Tanto en la concepción formal de las piezas como el desarrollo de estampados, investigación y aplicación de materiales y ornamentos.
La confección final de las prendas ha estado condicionada como no podía ser de otra manera por la alerta sanitaria y sus consecuencias. Tratar de integrar lo absolutamente inesperado al trabajo, depender de restricciones para producir, replantear lo que era seguro y fracasar muchas veces. A principios de marzo, mientras me encontraba puntualmente en Madrid en pleno proceso del proyecto, cerraron las fronteras entre los dos países. La actividad se traslada a 1400 kilómetros de la Academia. Fabricar en la Península Ibérica y enviarlo a Italia, como en el siglo primero. Vuelta al punto de partida: el Monte Testaccio.
Estos meses han sido una excelente oportunidad para replantear el trabajo de diseño desde una perspectiva más serena y no sujeta al ritmo de las temporadas de la industria de la moda. En ese sentido la residencia ha permitido dedicar tiempo a la investigación de conceptos y a la experimentación con nuevos materiales y procesos.
Por otro lado ha sido enriquecedor a nivel creativo poder intercambiar experiencias con los profesionales que han compartido tiempo con nosotros y especialmente con los propios compañeros de residencia.