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PEDRO G.ROMERO

ARTES Y NUEVAS TECNOLOGÍAS

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Aracena, 1964. Opera como artista desde 1985. Participa en unia arteypensamiento y en la PRPC (Plataforma de Reflexión de Políticas Culturales) en Sevilla.

Fue artista participante en Documenta14 Atenas/Kassel. Entre 1999 y 2019 trabajó en dos grandes aparatos, el Archivo F.X. y la Máquina P.H.

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PROYECTO

SACCO. El Saco de Roma, la crisis de representación y los flamencos.

Creo que es importante entender este proyecto desde una de las frases que abren su memoria de trabajo, es del nacido romano Rafael Sánchez Ferlosio y la publicó en 1994: “Rodrigo, la hermosura de las ruinas que me cantas no está en el siempre odioso recuerdo de un imperio, sino en el gozo de ver reflorecido, sobre el cadáver de la bestia misma, el amarillo jaramago.” Entendamos eso, sí, se trata de comprender como crece, como se orienta, aprender el amarillo del “amarillo y humilde jaramago”. Si el proyecto empezó con el peso histórico del Saco de Roma de 1527, cuando las tropas de Carlos V saquearon la ciudad por nueve meses, pronto ese gesto histórico se extendió a la forma mítica del “Sacco”, es decir, a lo que, en retrospectiva se aplica a los asaltos de galos, godos, normandos y sarracenos sobre la ciudad de Roma; y, en prospectiva, es leído como trama para entender los distintos saqueos de los franceses (especialmente aquella incautación destinada al fundante Louvre a principios del siglo XIX), también bajo la ocupación nazi y, porque no, del capital internacional o de la Mafia Capitale al filo de este mismo 2019.

El amarillo jaramago se explora, además desde un particular punto de vista. Gramsci abrió, precisamente, esa mirada, ese punto de vista que llamamos subalterno. En 1527 lo encontramos en La Lozana andaluza de Francisco Delicado, en las concomitancias entre el anónimo Lazarillo de Tormes y el Diálogo de las cosas ocurridas en Roma de Alfonso de Valdés, también en los Hecatommithi de Giraldi Cinzio, en La zingana de Artemio o en los estudios legales de Benedetto Fassanelli en Vite al bando o de Claudio Ferri in L’archivio dei notari di Luca, y es que, a veces, los archivos policiales son un fuente para saber como habla el pueblo, lo que va por debajo.

Entendamos que desde ahí, desde esa perspectiva podemos observar el funcionamiento que tiene aquí el flamenco (subalterno, lumpen, itinerantes, gitanos, romá) que es una media –me gusta la polisemia en español de la palabra, entre “media” para la pierna y “media” como vehículo de comunicación-; un medio-sin-fin, vaya, si queremos citar a Giorgio Agamben; un modo de hacer, digámoslo así; un campo de producción.

PROCESO

Pensemos en lo que este proyecto tiene de estructural en mis preocupaciones sobre la representación, la imagen, la iconoclastia. Roma tiene muchos significados para esto. Ya en 2009 el segundo boletín del Archivo F.X. se ocupó de esa vía romana del trabajo. Como me dicen los flamencos, más que estar en Roma, se trata de estar en romano. O romanó, el juego de palabras me viene dado. Las diferencias de significación entre el arte occidental y el arte de otras partes del mundo tiene que ver sin duda con la importancia de la encarnación, no solo los dioses se hacen hombres, mujeres, animales y plantas, como en la tradición greco-romana, la importancia teológica y litúrgica del cristianismo sobre como operan las imágenes es todo un fundamento. Por eso, esas quiebras de la representación tienen en Roma una importancia que va más allá de la anécdota histórica. Las categorías falaces de la academia (*), de la historia del arte –“barroco” o “manierismo” son invenciones modernas, del tiempo de las vanguardias y no casualmente- nos permiten entender la potencia anacronista de todo hacer artístico, que, al menos, opera en dos tiempos a la vez. Esa es una de las cualidades de nuestro lenguaje, un motor fundamental a la hora de hacer esa historia a contrapelo tan querida, por ejemplo, en Walter Benjamín (**).

EXPERIENCIA

Me preguntaba Matteo Binci(***) sobre estos días en Roma, sobre si hay corte epistemológico o continuidad en mi trabajo. Exactamente decía: I tuoi lavori, sull’iconoclastia nell’Archivio F.X. e con il flamenco nella Macchina P.H., sembrano unire gli interessi nelle pratiche che svolgi in queste tue opere romane. Pensi che ci sia un “evento” in queste pratiche, nel senso che Alan Badiou conferisce alla parola? Sembra anche che non ci sia più quella tua ossessione di distinguere tra i diversi modi di fare. Dopotutto, il Sacco di Roma, come qualsiasi altro saccheggio, non cessa di essere “evento”. Pensi che sia lì, in questa presentazione della rappresentazione tra l’apparizione e la scomparsa dell’immagine, in questa intersezione che stabilisci tra una lettura dall’alto - la conoscenza accademica(****) - e dal basso - la conoscenza subalterna(*****) -, proprio lì, in questo gesto, che risiede il massimo potere di una rappresentazione, di un’immagine?

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